La ayuda profesional, ética y humanizada del Counseling contradice la Industria del Bienestar superficial.

Mariana llegó a mi consulta con una sonrisa cansada. Había probado de todo: talleres de “vibrar alto”, cursos de abundancia, retos de 21 días para ser feliz. Me contó que, al principio, se ilusionaba… pero después, cuando nada cambiaba en lo profundo, la frustración era peor. Se preguntaba: “¿Será que yo estoy rota?”.

Su historia no es única. En un mercado saturado de “fórmulas mágicas” y promesas de felicidad instantánea, el Counseling emerge con un mensaje distinto: la verdadera ayuda no se vende enlatada, se construye en un proceso humano y ético.

La narrativa de nuestro tiempo nos exige estar bien. Nos venden la felicidad como un producto y el malestar como un fracaso personal que debe ocultarse. Esta presión por “siempre sonreír” ha creado una epidemia silenciosa: personas que fingen bienestar, mientras en su interior se preguntan con honestidad: “¿Esto es todo?”

Esa pregunta no es un signo de locura. Es, en realidad, un signo de salud. Es el inicio de un despertar: no vivimos una crisis de locura, sino una crisis de sentido.

La Falsa Cura: Anatomía de una Industria Dañina

Como Counselor, veo en mis consultas a muchas personas que llegan después de recorrer el “circuito del bienestar mercantilista”. Lo que me cuentan es duro: en lugar de sentirse mejor, se sienten más culpables, más confundidas y con menos confianza en sí mismas.

Estas son algunas de esas “violencias disfrazadas de ayuda”:

• El Positivismo Tóxico: cuando alguien atraviesa una tristeza profunda y escucha frases como “¡pensá en positivo!”, lo que recibe no es ayuda, sino invalidación. Le dicen, en pocas palabras, que sentir lo que siente está mal.
• Las Fórmulas Mágicas: retos de 21 días, meditaciones para atraer lo que quieras, mantras de éxito. Cuando no funcionan (porque no pueden funcionar así de simple), el mensaje oculto es: “el problema sos vos”.
• El Falso Experto: el gurú que dicta “la manera correcta de vivir”. Su discurso parece inspirador, pero en el fondo genera dependencia: la persona deja de confiar en sí misma y empieza a necesitar siempre la voz externa que le diga qué hacer.

Estas “soluciones” no son inocentes. Erosionan lo más valioso que tenemos: la aceptación de quienes somos y la confianza en nuestros propios recursos.

¿Qué propone el Counseling? Un camino más profundo

Frente a este panorama, el Counseling en Desarrollo Humano ofrece algo radicalmente diferente. No es un curso, no es un método rápido, no es un gurú. Es un proceso humano y profesional.

• No ofrece respuestas prefabricadas, ofrece escucha.
• No se apoya en el poder del experto, sino en la confianza en los recursos del consultante.

Carl Rogers, psicólogo humanista, hablaba de la “tendencia actualizante”: la capacidad innata que todos tenemos de crecer y adaptarnos. El Counseling parte de esa certeza: dentro tuyo ya está la semilla del cambio, solo necesitas un espacio seguro para dejarla desplegarse.

Ese espacio es la relación de ayuda profesional, donde podés:

• Ser escuchado sin juicios, para finalmente escucharte a vos mismo.
• Conectar con tu sabiduría interna, a través de herramientas como el Focusing, que enseña a atender a lo que el cuerpo siente y sabe.
• Desplegar tus propios recursos, para convertirte en la máxima autoridad de tu propia vida.

Un Profesional, no un Gurú

Mi rol como Counselor no es decirte qué hacer ni venderte una fórmula. Camino al lado tuyo.

Llego con mi humanidad (sí, también con mis heridas integradas), pero también con algo indispensable: una formación académica sólida, con ética profesional y con un marco teórico serio. Esa combinación es lo que diferencia al Counselor de los vendedores de felicidad rápida.

No somos gurúes ni dictadores del bienestar. Somos profesionales formados para acompañarte en tu propio proceso, con respeto y con confianza en tu capacidad de crecer.

Una invitación a un bienestar auténtico

El Counseling propone un cambio de paradigma: un bienestar más compasivo y realista, que no te exige estar bien siempre, sino que te ofrece herramientas para volver a vos cada vez que lo necesites.

Es hora de elegir el proceso sobre la perfección. La autenticidad sobre la apariencia. La escucha profesional sobre el ruido de los gurúes.

La invitación es simple y profunda: ¿estás listo para dejar de buscar afuera lo que ya vive en vos?